Gracias por Leloir y por Gardel, Gracias por Discépolo y Houssay, Gracias por esa mesa de truco donde Borges y Pichuco se jugaron un ayer...

16 de marzo de 2020

¡Bienvenido Segundito!

DICEN QUE "A MAL TIEMPO, BUENA CARA" Y YO DIGO A SUSPENSIÓN DE CLASES, TAREA EN CASA.
Y SÍ, TENEMOS QUE CUIDARNOS. ASÍ, PODREMOS VOLVER RAPIDITO RAPIDITO.

¿YA ADIVINASTE?

Conocemos al Sapo


2 de marzo de 2020

¡Uh! ¿Y ahora?

Era lunes. Al llegar el primer recreo de la tarde Pablo fue a la biblioteca. Tenía muchas ganas de disfrutar de una buena historia. Buscó entre los estantes algún libro que le pareciera interesante para leer. Entre los de cuentos vio uno que le llamó mucho la atención. Tenía ilustraciones grandes, hermosas, coloridas... Imaginó que si los dibujos eran tan bonitos, la historia bien podría ser igual de atractiva y decidió retirarlo en préstamo. ¡Tan entusiasmado estaba con el libro que había elegido que no pudo esperar a llegar a su casa! Sin perder un segundo se dispuso a leerlo por el tiempo que durara el recreo. Así fue que antes de sentarse a leer en una mesa... lo abrió y... zas! Todas las letras que componían esta apasionante historia comenzaron a deslizarse por las páginas hasta caer al piso. Una tras otra se fueron acumulando formando una pila de letras. Una tras otra fueron cayendo hasta dejar las páginas del libro totalmente en blanco.-¡Qué desastre!- pensó Pablo- ¡Cómo pudo suceder semejante cosa!
La bibliotecaria, que hacía muchos años que trabajaba en la escuela, jamás había visto una cosa igual. - ¿Qué pasó, Pablo? ¿Cómo fue que ocurrió ésto?- preguntó sorprendidísima.
- No... no... no... lo sé- balbuceó Pablo entre confundido y atemorizado. – Yo apenas comenzaba a abrirlo cuando de pronto...
Pablo estaba sumamente desconcertado porque si bien hacía apenas un par de años que había aprendido a leer, él tampoco había visto nunca algo semejante.
- Este libro ya hace bastante tiempo que está en la biblioteca- dijo la bibliotecaria.
- ¿Será por eso que se le salieron todas las letras?- preguntó Pablo tratando de encontrarle una explicación a lo sucedido.
- No lo sé, Pablo. Parecería ser que las palabras guardan grandes secretos y quizás sea por eso que a veces ocurren cosas extrañas con ellas.
- ¿Tan extrañas?- preguntó Pablo muy intrigado.
A lo cual la bibliotecaria respondió: - En todos estos años he visto siempre suceder cosas mágicas, rarísimas, únicas entre las palabras y quienes las leen. Sin embargo debo reconocer que nunca había visto algo así.
- ¿Y ahora? ¿Qué haré?- preguntó Pablo seriamente preocupado- No puedo llevármelo a mi casa. Es imposible llevar un libro con páginas en blanco y un puñado de letras en una bolsita. Por otra parte, tampoco puedo devolverlo a la biblioteca. ¡Cómo voy a devolver un libro sin palabras!
La bibliotecaria, que siempre tenía una solución para todo, pensó un instante y dijo: - Se me ocurre una idea. He leído este libro varias veces para mi. Y, como es realmente muy interesante, también se los he leído a todos los chicos de otros grados.
- Me parece que voy entendiendo- dijo Pablo aliviado.
Y entre los dos idearon un plan…